Las remesas, los envios de dinero que envían los emigrantes a sus países de origen, han pasado en los últimos 25 años de 855 millones de euros a 43.000 millones en latinoamerica, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Últimamente las remesas se han duplicado cada cinco años desde 1980.
La importancia que están teniendo las remesas en las economías nacionales fue clave en la última cumbre iberoamericana, celebrada en Montevideo. En la declaración final de la reunión, suscrita por 22 países reza: "Debemos facilitar el envío de remesas, reduciendo su costo y garantizando el acceso a los servicios bancarios. Procuraremos incentivar oportunidades que motiven el mejor aprovechamiento de esos flujos en actividades productivas y de inversión que favorezcan a las familias y comunidades de origen de los emigrantes"
Los dólares que mandan los emigrantes triplican el monto de las divisas provenientes de la inversión extranjera directa en casi todos los países receptores. No obstante, aún no está claro que las remesas, además de aliviar las necesidades básicas (alimentación, vestido, vivienda, servicios) de los que las reciben, ayuden al desarrollo social de una región o un país.
Los expertos coinciden en que todavía no hay suficientes datos sobre el flujo de dinero y, dentro de lo que se sabe, se ha constatado que la mayor parte de esos fondos sólo alcanza para paliar la pobreza de 20 millones de familias en latinoamerica. Poco es lo que sobra, poco es lo que esas familias tienen de más para invertir en el sistema productivo de un país.
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